Esta fué la  demostración más clara de que no estábamos locos: el viento en Sudán es el más fuerte que he conocido sobre la bicicleta. Además, tiene la caracterísitica de ir siempre de Norte a Sur desde la capital de Sudán hasta el Cairo, justo en sentido contrario a nuestra marcha.
Durante una semana estuvimos pedaleando a un máximo de 13 km/h y una media de 11 km/h, cuando  encontramos dos ciclistas que en sentido contrario llegaban a los 30 km/h de media fácilmente. Ni levantándonos a las 3 de la mañana conseguíamos avanzar demasiado.
Hubo un par de días en los que sentí que empezaba a volverme loco y decidí utilizar los tapones para los oídos y evitar escuchar el viento durante un rato.
En la fotografía se puede ver cómo el viento levantó los cimientos de un cartel publicitario y casi arranca los tornillos de su base del hormigón.