Pedalear por Sudán empezó siendo una bendición para acabar siendo un infierno. No soy de los ciclistas que soporte el viento en contra con dignidad y paciencia y, en este país, quedas sentenciado a desdicha o gloria en función del sentido de tu marcha: ir de sur a norte conllevó 10 días insoportables cuando, para l@s afortunad@s del sentido opuesto, las medias diarias nos bajaban de los 30 km/h. Por suerte, la cultura y la gente del país hicieron de los problemas algo mucho más fácil de digerir y nos forzaron a olvidar la visión de Sudán como país peligroso.
Gente
Como he dicho al principio, era sobretodo la gente la que nos hizo olvidar los problemas y nos permitió vivir el presente con optimismo. La hospitalidad intrínseca de su cultura les hacía a menudo acercarse a ofrecernos agua, comida o alojamiento con la naturalidad de quien se cree estar haciendo algo indudablemente normal. En ningún otro país de África he sentido tan buena energía por parte de la gente.
Aunque varias veces tuvimos problemas con el dinero en Sudán (explico el porqué en el siguiente punto), nunca nos vimos obligados a pedir comida. En más de una ocasión nos encontramos frente a abundantes manjares de comida (solo si te gustan los dátiles y las judías) sin saber cómo y sin haber tenido que hablar una pizca de árabe.
Dormir
Es extremadamente fácil dormir junto a las mezquitas en Sudán. Igual que durmiendo con el jefe de la tribu en otros países de África, durmiendo al lado de las mezquitas aquí te aseguras más, si cabe, de que nada te pasará durante la noche.
Como en esta religión no existe jerarquía entre sus devotos, valdrá con preguntarle a cualquier persona que salga de rezar para que se te permita dormir en las inmediaciones del edificio.
Por otro lado, nadie osará molestarte lo más mínimo: en Sudán parecen entender perfectamente el concepto de intimidad y privacidad, más difíciles de encontrar en los países no musulmanes de África.
El dinero
Por motivos que desconozco, Sudán es un país que vive en cierta Autarquía económica. Resulta difícil para los turistas disponer de dinero local, y eso se acaba convirtiendo en uno de los mayores infiernos por los que tendrás que pasar si pretendes viajar más de una semana por el país. La legislación no permite la existencia bancos en los que funcionen tarjetas extranjeras. Así, la única opción viable para obtener libras sudanesas nos obliga a cambiar dólares en el mercado negro o enviar dinero vía Western Union desde tu país. La segunda opción es muy poco recomendable, ya que Western Union cambiará las divisas que les envíes a la divisa local y aplicará un cambio ridículo, mucho menor al que te ofrecen en el mercado negro (en el mercado negro puedes cambiar un euro por 15,3 libras, cuando en Western Union te darían solo 6 por la misma cantidad). Por otro lado, conseguir el cambio a 15,3 es algo a lo que los blancos no podemos aspirar. Nuestro color de piel delata nuestra condición de «dólar con patas». Mucho tendremos que negociar para conseguir aproximarnos a un cambio justo.
Al final, todo este berenjenal acaba derivando en infinitos problemas. Si viajas en bicicleta y te toca sufrir el viento en contra, los días planeados acabarán por hacerse cortos y el dinero irá volatilizándose rápidamente. Nosotros nos quedamos sin blanca a 7 días de llegar a Egipto. En cualquier otro país este problema hubiera podido ser muy grave, pero en Sudán se hizo extremadamente fácil explicar nuestro problema y recibir ayuda sin casi pedirlo.
El visado
Si en general la burocracia es de los peores y más aburridos inventos de la humanidad, tratar con ella en árabe le hace a uno plantearse su condición de pacifista y arrancar unas cuantas cabezas de cuajo antes de volver a la normalidad. De hecho, quizás hubiera sido la mejor forma de liberar tensiones… Sea como fuere, mi frustración llegó a su límite cuando, después de pagar un visado de transito (válido durante solo 14 días) por 65 dólares, me hicieron pagar 40 dólares más en la frontera con el único pretexto de poner mi nombre y apellidos en el registro de la oficina de inmigración de Jartum. No se trataba de ningún timo: todo turista debía pasar por ello. Pero de este tipo de sorpresas se nos avisó, como siempre, a través de rumores de otros viajeros que nos encontrábamos. Es posible que la información sobre ello ya esté en algún recóndito foro de internet, pero, por si acaso, te dejo aquí los consejos que yo seguí y hubiera agradecido tener antes:
- Ves a la embajada de Sudán en Addis Ababa e infórmate. Seguramente, las condiciones serán las mismas que las que a mi me ofrecieron y deberás sacarte un visado de transito. En ese caso, te pedirán que tengas un contacto en Jartum que entregue un formulario con todos tus datos y la fotocopia de tu pasaporte en la Inmigración de la capital. Como el envío del formulario y el proceso de aceptación pueden tardar hasta tres semanas, lo más probable será que optes por la segunda opción, la cual consiste en conseguir antes el visado de Egipto y poder demostrar a la embajada sudanesa que marcharás del país.
- Una vez tengas el visado, ten en cuenta que deberás pagar un registro de 40 dólares en la frontera.
Animales
El camello es el animal por excelencia de Sudán. Sin duda, uno de mis favoritos en África. Es más testarudo que los burros y, sin importar el día o la hora, se muestra extremadamente carcamal a cada intento de acariciarlo, ponerle la cuerda al cuello, hacerlo sentar o cualquier otro acto que le importune y le aparte de su tranquilidad.
Tanto para transportar personas como para cargar alimentos o agua, el camello se utiliza en este país en cada uno de sus rincones. Si te alejas de las zonas o sitios dedicados a ello, montar en uno de estos animales puede salirte muy barato o incluso gratis. Hasta le puede hacer gracia a más de un sudanés el ver a un blanco desequilibrándose sobre una chepa.
Quizás sorprenda a mi familia apareciendo un día por la puerta de mi casa con un camello. Ojalá!
Carreteras
La carretera principal que va de Metema a la capital y de ahí hasta Wadi Halfa siguiendo el Nilo está perfecta y suavemente asfaltada. En algunos tramos, el arcén se hace insuficiente, pero el que pasen muy pocos coches permite escucharlos de muy lejos y estar prevenido de posibles asesinos al volante.
No recomiendo coger pistas de tierra en Sudán. Aunque hay tramos agradables que bordean el Nilo, existen muchas otras en las que, de repente, la supuesta pista se convierte en un arenal difícil de superar sobre la bicicleta.
Comida
La variedad gastronómica en Sudán es casi nula. Fuera de las ciudades no existe más que lo que ellos llaman (y desconozco la forma en que se escribe realmente) FULL. Se trata de un simple plato de judías agrias acompañadas de pan de pita. En algunos pueblos grandes puedes también encontrar «falafel», unas bolas hechas a base de judías y verduras trituradas, todo pasado por la freidora. Si le hechas imaginación, su sabor te puede recordar al de los Nuggets de pollo…
Agua
Sorprendentemente, tuve menos problemas para encontrar agua gratuita en Sudán que en muchos otros países africanos en donde el agua puede encontrarse fácilmente en ríos y lagos. De hecho, hay tanta facilidad para encontrarla que, si quieres, no hace falta usar la cantimplora en la gran mayoría de tramos.
En la cultura musulmana, el agua es un elemento fundamental que no sirve solamente para hidratarse, sino también como base para la purificación previa a cada uno de los rezos diarios. Además, la hospitalidad es intrínseca en esta cultura y religión, y… ¿qué menos que ofrecer al viajero agua para hidratarse y sentirse cómodo?
Tanto es así, que a los lados de la carretera encontrarás frecuentemente unas típicas jarras de arcilla en las que elagua consigue mantenerse fresca. En algunas zonas puedes hasta encontrar máquinas exclusivamente dedicadas a filtrar y enfriar el agua para todo aquel que sienta ganas de refrescarse.
Lo único con lo que hay que tener cuidado es con la calidad del agua en ciertas zonas. Aunque siempre me ha gustado beber de las aguas que beben los locales con tal de fortalecer el estómago, en Sudán, el agua de las jarras proviene a menudo (directamente y sin filtrar) del Nilo. Aunque no siempre es un indicativo fiable, se hace muy obvio saber que viene directamente del río cuando su color roza el de la cocacola. Para estos casos, acabamos, después de varias diarreas, por usar gotas de yodo, lejía o pastillas potabilizadoras. En el mapa del final de la página verás señalados en rosa los puntos en dónde encontré agua dentro de las zonas en donde era menos accesible.
Recambios
En cuanto a recambios para bicicleta, el panorama es algo mejor que en Etiopía. Sigue siendo muy insuficiente, pero al menos podrás encontrar algunas cosas para salir del paso en las pequeñas y poco profesionales tiendas de bicicleta de Jartum.
Sitios que recomiendo visitar
No hay sitios concretos que recomendaría visitar. Podría recomendar, de forma general, visitar el Nilo siempre que se pueda. Las zonas que lo rodean siempre tienen algo de interesante.
Ruta detallada
Metema- Jartum Este tramo es el único rodeado de vegetación de todo el país. Es bastante bonito y, aunque hace bastante calor, la amabilidad de la gente lo hace todo muy fácil. Tuvimos la suerte de tener en esta parte el viento siempre a favor. Jartum- Al-Dabbah Es de las partes más duras de Sudán. Este tramo tiene 300 km sin nada parecido a una tienda, restaurante, gasolinera, etc. Deberás llevar la comida y el agua contigo si no quieres pedirla de la gente que vive al lado de la carretera. No hay problema en ello, solo que ni una ni la otra son de exquisita calidad. Al Dabbah-Wadi Halfa El paisaje en Sudán no es muy variado. Las dunas van y vienen intermitentemente, pero el desierto no te deja nunca de lado a excepción de en los puntuales oasis o en las cercanías del Nilo. En todo este tramo tuvimos un viento en contra muy fuerte que nos hizo pedalear de noche muy a menudo. No pudimos disfrutarlo como nos hubiera gustado, pero sin duda las gentes eran amables en todos los rincones y hacían que los problemas parecieran pequeños cuando pasabas los descansos a su lado.