Sé seguro que me costará olvidarme de los dos meses en los que crucé Etiopía en bicicleta. Constantemente entre extremos, sus características me las han hecho pasar de todos los colores. Etiopía está absolutamente lleno de colinas. Su clima y su gente difieren de forma igualmente brusca. Aún no he mirado en Wikipedia, pero seguro que mucho de todo esto tendrá que ver con el hecho de ser uno de los dos únicos países nunca colonizados en África. Cuando entras en Etiopía pareces dejar atrás la gran mayoría de lo que te sonaba conocido en el Este de África. Llegando por Kenia pasas del desierto a los 3.000 m.s.n.m en muy poco tiempo y te ves rodeado de una cultura y gentes de comportamientos y maneras casi extraterrestres, todo ello bajo un manto de estabilidad, una estabilidad milagrosa teniendo en cuenta la situación de sus países vecinos y los recientes conflictos internos entre el govierno y las zonas de Oromia y Amara. Para mí, este país ha representado el reto más complejo de mi viaje. Nada de peligroso,solo complejo. Juzgad vosotros mismos!

Gente

Hay algo de especial en los niños etíopes. Me extraña no haverlo visto más claramente en internet. Quizás es porque la bicicleta ofrece un modo de transporte completamente radical en este país, mucho más expuesto a todo y a todos. Esa podría ser una razón por la que nadie excepto los ciclistas me avisaran de la grosería de los más pequeños. Nada en serio lo tomé al entrar desde Kenya por Moyale. Pensaba que la paciencia, la calma y la empatía eran siempre herramientas útiles en casos de faltas de respeto: creo que es un buen proceder el pensar que algunas de las situaciones difícicles características de la forma de vida africana, pueden llevar a las personas a actuar irrespetuosamente o a sentir cierta aversión por los de occidente. Además, opino que sirve de poco actuar de la misma forma que actuan contigo para defenderse. Quizás el siguiente que pase como tú pague por ello… Después de dos meses en Etopía aún no sé qué pensar. Ignoro a qué se deben las continuas faltas de respeto que los niños usan aparentemente para sonsacar algo de valor a los blancos. Si digo aparentemente es porque me he visto más de una vez parando mi bicicleta para ofrecer algun bolígrafo despúes de los gritos que casi siempre recibíamos desde los lados de la carretera. Ante mi sorpresa, los niños huían y se escondían, lo que demostraba su conciencia de estar haciendo algo incorrecto o desagradable para nosotros. Si solo hubiera llegado al punto de los gritos y los insultos probablemente hubiera intentado, costosamente, mantener el tipo y seguir mi camino. Pero parece ser que estos trucos ya son comúnmente conocidos entre los niños y algunos han aprendido nuevas técnicas para acabar con la paciencia de los turistas: desde escupitajos para los más valientes a pedradas desde lo lejos para los más escurridizos. Tanto unos como las otras del tipo que no se pueden ignorar en muchos casos. Lo que más me preocupaba eran las piedras del tamaño de puños lanzadas desde la cumbre de los acantilados que nos cubrían desde los lados. Llegado el punto en el que supe reconocer la diferencia entre las chiquilladas y el salvajismo empecé a ver cómo los adultos no ofrecían más que carcajadas tiernas bajo un «son niños» y una encogida de hombros ante estos actos de violencia. Está claro que la educación es lo que marca el comportamiento de un niño, así que, sin querer resolver al 100% el asunto, espero estar en lo cierto al creer que SATANÁS no se ha cernido en ellos…
Por otro lado, los adultos más allá de los 20 años siempre me han tratado muy respetuosamente y hasta con infinita amabilidad y hospitalidad. Lo único que se hace un poco desagradable es el precio que se nos intenta hacer pagar por cualquier mínimo objeto o alimento (incluso el agua), superando a menudo el doble del original. Me sabe mal dedicar tantas líneas a la crítica. Será la sorpresa que resulta de llegar de otros muchos países donde la hospitalidad, amabilidad y honestidad forman parte de lo común.

Animales

El turismo relacionado con la fauna salvaje deja de ser un gran atractivo en Etiopía. Sé que hay zonas donde se pueden encontrar animales, pero dudo que sea de la misma forma como entendemos los safaris en Kenya o Tanzania. En ruta no he visto más que una hiena muerta y muchos tipos de aves. Mi suposición me dice que la gran densidad de gente que siempre merodea alrededor de las carreteras más principales (por las que viajé para evitar las pistas de tierra en época de lluvias) tiene que ver con la absencia de animales.

Agua

Hay zonas donde la gente local te recomienda beber agua embotellada. Aun así, si ves que beben de bidones y el agua parece ser buena no dudes en consumirla. Si ellos la beben tú también puedes! siempre he aplicado esta regla y a mí me ha servido. En la mayoría de restaurantes te ofrecen agua de bidón durante la comida. Puedes pedir que te llenen las botellas y en la mayoría de casos lo harán con una sonrisa.

Comida

La comida es para mí de lo mejor de Etiopía. Nada que ver con la poca diversidad de los países que lo rodean. Tienen gran cantidad de platos y la mayoría de ellos son extremadamente sabrosos y sanos. Las salsas estan hechas de gran variedad de especias y representan platos muy sabrosos por si solas, solo acompañadas de un poco de pan o «njera», una torta agria muy energética. Hay que tener cuidado con el picante. Muy poca gente habla inglés y amenudo cuesta dejar claro que no nos gusta en exceso. No es que lo odie, pero un par de veces tuve que dejar el plato aún teniendo un hambre voraz por ello. Una gran novedad aquí, si venimos del sur, es la pasta. Hay mucha y nos dará los carbohidratos que necesitamos tanto los ciclistas.

Carreteras

El tramo que lleva de Moyale (frontera principal entre Etiopía y Kenya) a la capital tiene bastantes partes muy mal asfaltadas, del tipo que describiría como INFERNALES: aquél asfalto que, de viejo, se ha agrietado y desgastado tanto que llega a dificultar el viaje más que la mayoría de pistas de tierra, con unos agujeros y baches muy duros y peligrosos. En estas zonas se avanza muy lento, también por ser tramos de eternas colinas. Pasada la capital el asfalto (por las carreteras más principales, las que conozco) es más que aceptable, solo con ciertos surcos intermitentes.

Dormir

Si te gusta la tranquilidad tienes dos opciones: tener la suerte de encontrar un sitio tranquilo y rezar para que no te descubran por la mañana a la luz del sol o dormir en hoteles constantemente. Estos últimos son comunes en los pueblos mínimamente grandes y no son nunca muy caros (por lo general, uno sencillo no cuesta más de 100 birr por persona o 4 euros). Los blancos en este país causamos muuuucho interés y es difícil que la gente no se acerque, pregunte, toque, etc. al encontrarte. Si te detienes en un poblado estarás rodeado por más de 10 personas en menos de un minuto. Si, por la razón que sea, sigues allí más tiempo, el número irá creciendo cada vez más hasta verte rodeado de un mar de gente. No tiene nada de peligroso, todo lo contrario. Siempre que puedan te ayudarán. Aún así, después de la segunda o tercera vez y al darte cuenta que la densidad de población en Etiopía es considerablemente alta, seguramente empezarás a rezar por un poco de intimidad. Si es así y te gusta acampar en la montaña, procura hacerlo en las últimas horas de luz o de noche: a esas horas la gente abandona las carreteras y se mete en sus casas o merodea por las immediaciones del pueblo.

Recambios

Muy poca gente utiliza bicicleta en Etiopía. Es el país donde más problemas tuve para encontrar recambios. Ni siquiera en la capital fuí capaz de encontrar una llanta decente para mi bicicleta (uso ruedas de 28 pulgadas y en Etiopía, las pocas bicis que hay, usan las de 26 pulgadas).

Sitios que recomiendo visitar

Lalibela es el mayor destino turístico de Etiopía. En este pueblo se concentran 11 iglesias del siglo XXII talladas en la piedra. La más impresionante de ver es la de San Jorge. Si vale la pena o no pagar los 50 dólares que cuesta la entrada es algo sobre lo que mucha gente sigue discutiendo. En mi opinión es un timo hacer pagar más del triple que el precio del Louvre simplemente por el hecho de que los constantes aumentos de precio no disminuyen el número de turistas anuales. Existe la leyenda de que en Axum están escondidas las tablas que Diós dió a Moisés. Solo Indiana Jones las ha podido ver en una de sus películas.

Ruta detallada

Moyale-Soroppa. En este tramo la gente es generalmente simpática y los desniveles muy ligeros (hasta entretenidos). Solo hay algunos tramos en los que la carretera sigue en construcción. Soroppa- Dila. En esta zona los níños y algunos jóvenes me faltaron mucho el respeto, llegando hasta a gritarme y a tirarme algunas piedras o puñados de tierra. Además, el asfalto aquí está en muy malas condiciones y las cuestas son bastante pronunciadas. Dila- Addis Ababa. De Dila a la capital la carretera mejora mucho: el asfalto es de mucha mejora calidad y pasan a predominar las rectas. La gente también sevuelve mucho más amable. Addis Ababa- Dessie. La gente en esta zona es mucho más tranquila. Los paisajes son preciosos y, aunque hay bastates tramos de subida, se pasan fácilmente. Hay una bajada muy impresionante de 30 kilómetros desde Tarmaba (ver en el mapa) y una subida bastante dura de 12 km para llegar a Dessie. Dessie – Reqar. Zona de subidas y bajadas constantes. los últimos 30 km son de subida muy dura. El paisaje es bastante bonito y la gente muy simpática. Reqar.- Lalibela. Para legar a Lalibela hay que pasar por una pista de tierra en condiciones variables en función de la lluvia que haya caído la noche anterior. La gente aquí es especialmente pesada ya que es una zona turística en la que los visitantes suelen vaciar el bolsillo a la mínima. Esperan lo mismo de cualquier blanco, así que puedes llegar a recibir pedradas y gritos de los niños. EXcepto los últimos 10 km, casi todo el trayecto es de bajada. Lalibela- Geshena. Deberemos subir todo lo bajado hasta llegar a los 3.000 m.s.n.m. Nosotros hicimos este tramo cuando las lluvias formaban parte del día a día y los caminos estaban repletos de barrizales en los que te hundías constantemente. Los niños son también aquí bastante irrespetuosos. Geshena-Gonder. En este tramo encontré varias zonas donde los niños se comportaban de forma muy violenta. Es en el tramo donde más piedras me han caído, algunas de tamaños y a velocidades pelirosas. El asfalto está en buenas condiciones pero los desniveles son constantes. Gonder- Metema. Asfalto en buena calidad, gentes más amables y largas bajadas que nos llevan de los 2.000 m.s.n.m hasta los 700 m.s.n.m