Gracias a las camas sudanesas y a la infinita hospitalidad de los sudaneses tuvimos en cada bar y restaurante unos muy agradables momentos de descanso. Las camas están hechas de una estructura de hierro cubierta por hilos o cintas entrelazadas. Aunque no lo parezcan, son muy agradables, sobretodo porque deja pasar el aire entre los huecos del entrelazado y hace de la agobiante temperatura del mediodía algo más soportable.