Acostumbrados a ver documentales por televisión pensamos que cruzar África o cualquiera de sus países supondrá encontrar infinidad de animales en ruta. Desconozco de si hace unos años la situación era distinta, pero actualmente y según lo que yo he vivido, es muy complicado encontrarse animales al azar y de forma completamente salvaje, almenos en el este de África.
He cruzado desde Gaborone (Botsuana) hasta Addis Abeba (Etiopía) en bicicleta pasando por algunos de los países más recomendados para los amantes de la fauna salvaje. Lo cierto es que en ningún momento he tenido que pasar miedo en exceso por el posible ataque de ningún carnívoro ni me he encontrado en ninguno de los paisajes que mi imaginación me ofrecía antes de empezarlo. El motivo principal se debe a que la gran mayoría de parques y reservas se han ido cerrando cada vez más en lo físico y en lo burocrático.

Sinceramente, si quieres ver todos lo animales posibles en poco tiempo lo mejor será que pagues un dineral. Por supuesto vale la pena, pero también se aleja mucho de lo que muchas películas nos intentan vender en escenas donde los protagonistas deben parar el coche porque una migración de ñús les barra el camino. De las historias de Kapuscinski en las que el Serengueti aún podía cruzarse libremente en coche (con un par de bemoles) hace ya muchos años y, aunque cueste, deberemos asumir que, para ver animales salvajes nos queda solo escoger entre: A) Montarse en el dóllar B) Viajar durante mucho tiempo y tener algo de suerte.

La segunda opción es la que, por otros motivos, acabé escogiendo. Salí de Botsuana el 14 de febrero de 2016 y en menos de dos meses ya me dí cuenta de que la realidad sería muy diferente a lo que me esperaba. Por un lado, no tendría que preocuparme por leones ni hienas en exceso. Por otro, me convencí a mi mismo de que sería imposible vivir una aventura realmente SALVAJE.
Una vez llegada la decepción solo quedaba recuperar la esperanza. Y así fue. De todo este tiempo pedaleando por África he podido sacar finalmente algunas experiencias que me hacen pensar que no todo está perdido. De ellas saco estas conclusiones/ consejos para aquellos que busquen algo parecido.Así, si quieres ver animales salvajes sin pagar un duro: – Aléjate de las urbes. Aunque son más duras, las pistas de tierra te llevarán siempre a paisajes más inhóspitos, menos poblados y más auténticos. En ellos, tanto las posibilidades de encontrar culturas interesantes como las de ver animales salvajes aumentan mucho. – Pregunta e infórmate constantemente. Eso no quiere decir que hagas caso a todo lo que te dicen: la exageración permite a muchos llamar la atención. Ves tanteando el camino a través de consejos que más fiables te parezcan y haz siempre lo más prudente en caso de posible peligro (eso no quiere decir que no vayas, sino que lo hagas con precauciones: si hay hienas y quieres vivir la experiencia házlo y planta la tienda, pero no dejes comida dentro). – Recuerda que si está en una zona remota sin pueblos ni ciudades será más probable que veas animales cerca de lagos y grandes charcas. No te pongas nunca demasiado cerca de ellos; planta la tienda en una zona elevada para verlo desde lejos siempre que puedas. – Aunque todas las entradas a los parques y reservas requieren siempre bastante dinero, hay algunas que se ven atravesadas por carreteras en las que se te permite pasar en bicicleta o en las que, simplemente, no existe ningún tipo de control. En algunas de ellas he visto grandes cantidades de animales a menos de diez metros de distancia. – Las pistas de tierra que rodean grandes reservas o parques siempre guardan alguna sorpresa. Para mi la mejor opción de vivir una aventura: siempre encontrarás algún animal y nunca estarás demasiado alejado de algún sitio donde guarecerte.

Sitios donde yo he visto animales:

Nkhotakota game reserve. Hay una carretera que cruza este parque llegando a Nkhotakhota desdde el oeste. Allí vi una pareja de elefante y muchos babuinos.

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Elefante en Nkhotakhota

Mikumi Game Reserve. La carretera que va de Iringa a Dar Es Salaam cruza durante 50 km esta reserva. En las tres horas que tardé en cruzarla en bicicleta vi más de 10 especies de animales distintas, entre ellas: elefantes, jirafas, antílopes, ñús, zebras, etc.

Jirafa en Amboseli

Jirafa en Mikumi

Maasai Mara. Muy cerca que Migori, en Kenya, una pista de tierra (el principio está asfaltado) en dirección Este se desvía de la carretera principal que apunta hacia el Norte. Desde que la cogemos hasta llegar a Narok, donde muere, pasaremos muy cerca del Maasai Mara, una de las reservas más documentadas por la gran cantidad de animales que alberga. Allí viví una de las mejores experiencias con animales, siempre a pocos metros de mí y rodeándome constantemente, por todos los lados. Vi ñús, jirafas, elefantes, cebras, facóqueros, antílopes, hienas, y mucho más. Me arrepentí de no haber pasado una noche allí. En caso de hacerlo encended uuna buena fogata para evitar leones merodeando la tienda por la noche.

Grupo de ñús en Amboseli

Grupo de ñús en Maasai Mara

En los sitios anteriores la cantidad de animales que vi y el paisaje que los acompañaba hacen que los recuerde especialmente. No quiero decir con ello que fuera de estos sitios no encontremos más animales ni paisajes alucinantes. El caso es que los encontraremos más esporádicamente.

Ruta detallada